Hace 95 años que el 6 de junio se festeja el Día del Maestro boliviano, (declarado bajo Decreto Supremo en mayo de 1924, durante el gobierno de Bautista Saavedra). Mañana es el día de los profes, mujeres y hombres con la gran vocación de enseñar, educar y formar a las generaciones.
Por ello, hoy invitamos a nuestro espacio de Mujer tenías que ser, a la maestra Ojdana Filipovic, para que hable sobre su papel de madre, de docente y principalmente, del centenario del Liceo de Señoritas Monseñor Santistevan, que se celebrará el 10 de junio. Porque hablar de profesores, es igual a hablar de escuelas, colegios y liceos.
Y ella, dijo: “Sola no puedo hablar de mi liceo tan querido, invitemos a otra exdirectora, que estuvo por más de 10 años en ese cargo”.
La profesora Graciela Chávez, más conocida como Beby, se sumó a la tertula y juntas hicieron memoria de aquellos años en los que el Liceo de Señoritas era muy cotizado, cuando “era un triunfo”, poder ingresar al mismo. Y las anécdotas surgieron, así como los nombres de meritorias damas que se formaron en esas aulas.
Ojdana María Filipovic
Nació en Rosario, Argentina y llegó a Santa Cruz a fines de 1971.
“Soy docente, realicé mis estudios secundarios en el Liceo de Señoritas Bernardino Rivadavia y en la normal N°2 Juan María Gutiérrez; también soy licenciada en sicología aplicada. Tengo dos hijos maravillosos, Ojdana y Oscar Tadeo; bueno, en realidad son cuatro, Ojdana y Oscar Miguel Ortiz; y Oscar Tadeo y Sonia Arce. Además, poseo una gran fortuna, cuatro princesas, Darinka, Ojdanita, Isabella y Sofía y, un príncipe campeón; José Miguel, que son el sol de mi vida y mis grandes bendiciones”, es su manera de presentarse.
Comenzó a ejercer la docencia en esta ciudad, en el colegio Mamerto Oyola, luego fue invitada a dar cátedra de sicología en la Normal de Maestros Enrique Finot, por largos años. También dictó clases en el Instituto María Goretti, donde promovió que se incorpore en la carrera de Secretariado Ejecutivo, la materia de sicología.
En 1990, se desempeñó como orientadora en el Liceo de Señoritas Monseñor Santistevan, luego fue nombrada directora del establecimiento y, se entregó con mucha tesón y dedicación a esas funciones por una década. Después se acogió a la jubilación.
“En aquella época, cuando estuve como orientadora y para desarrollar mis clases, todas las mañanas llevaba mi televisor para proyectar temas didácticos relacionados con la familia y la vida, y darles todos los consejos respondiendo a inquietudes e interrogantes desde su niñez, pubertad y adolescencia, para conocer ‘por qué soy como soy’. Temas como las relaciones íntimas, embarazo y maternidad, el no apresurarse a vivir la vida; siembre sembrando en mis alumnas, el respeto hacia ellas mismas, para que sean respetadas y no sean utilizadas como un objeto. Estoy segura que muchas de ellas siguieron mis consejos. Y más tarde la Dirección compró un televisor”.
Mientras sigue rememorando: “Como en aquellos años, no se podía depositar ningún tipo de dinero, me entregaban a mi todo lo que las jovencitas juntaban para su fiesta o viaje de promoción. Para mi seguridad y sobre todo la de ellas, una voluntaria, leía la serie y el valor de cada billete, mientras su compañera lo anotaba en un cuaderno y en el momento de ser utilizado todas podían verificar que nadie usó, ni cambió ningún billete. Educar con el respeto y la confianza, es el mejor ejemplo”.
Más tarde, con la colaboración de Dorita Moreno, ex alumna de la promoción 41, comenzó una cruzada para recolectar fondos para la construcción de un tinglado para el patio del liceo. Promovió la remodelación de un antiguo escenario, para que se convierta en sala de música. Por esas y muchas labores, fue reconocida más tarde, por el Comité Cívico Femenino y la Federación de Maestros Jubilados.
Filipovic concluye con voz entrecortada: “A mi querido liceo, muchas felicidades, por llegar a cumplir 100 años formando a miles de jovencitas, hoy muchas de ellas se destacan en diversas áreas orgullosas de su paso por las aulas de ese prestigioso establecimiento, cuna del saber, donde también, prestigiosos formadores dejaron huellas imborrables”.
Graciela Chávez Caballero
Dama cruceña que inspirada por sus padres, docentes de gran vocación; especialmente por su madre, que ella reconoce como su mejor maestra, eligió estudiar en la Escuela Normal de Maestros Enrique Finot, de donde egresó con notas sobresalientes. Ello le permitió hacer sus años de provincia en el cercano municipio de La Guardia, al mismo tiempo tuvo la oportunidad de especializarse en Orientación Escolar y Profesional, en un curso organizado por la Uagrm y el Ministerio de Educación.
“Cumplidos mis años de provincia, ingresé a la universidad estatal a estudiar la carrera de Derecho, mientras tanto, ejercí como orientadora en el colegio Técnico María Vaca Diez, luego fui designada supervisora de educación provincial; posteriormente y durante 18 años trabajé como profesora de Estudios Sociales en el colegio Gastón Guillaux, turno de la tarde. Ya en el 2000, fui nominada para ocupar la dirección del Liceo de Señoritas Monseñor Santistevan, pues su directora, Ojdana de Salvatierra se acogía a la jubilación”.
Feliz retornó al establecimiento escolar que, en sus primeros años de secundaria, la recibió de estudiante, y del que tenía lindos recuerdos, de compañeras, de ejemplares docentes, y de la directora, Alicia Ribera de Cerruti. Así, la profesora Graciela, siguió la senda de sus predecesoras.
La misión del liceo en el inicio del siglo XXI, se mantenía vigente, formar mujeres dignas, honestas, responsables, emprendedoras y comprometidas con el rol que la vida futura les depare. Ese fue su lema durante 12 años.
“Hoy, estoy más entregada a los míos, a mis hijos y nietos, quienes, con el apoyo de su padre y la bendición de Dios, lograron formarse profesionalmente, Carlos Martín, es abogado, María Jimena, es arquitecta y María Claudia, es médico siquiatra”.
Y se despide con este mensaje: “El 10 de junio, el liceo cumplirá 100 años de vida institucional que deben ser bien celebrados. Les recuerdo a las autoridades municipales y educativas que el Liceo de Señoritas Monseñor Santistevan merece mayor atención, pues el prestigio de esta institución educativa y el de las personalidades que pasaron por ella son parte del patrimonio cultural de Santa Cruz”.
El Liceo de Señoritas Monseñor Santistevan nació hace 100 años
En 1919 se inauguran las clases del Liceo de Señoritas de Santa Cruz, denominado en 1925, Monseñor Santistevan, en homenaje a este sacerdote, educador y filántropo cruceño.
José Belisario Santistevan Seoane nació en Santa Cruz de la Sierra, el 18 de agosto de 1843, era descendiente de ilustre linaje criollo e hijo de padres acaudalados que dedicaron especial cuidado en su educación. Fue siempre admirado por su vocación al servicio de sus fieles y personas pobres. En 1880 fundó el colegio Seminario, para la educación de la juventud cruceña y en 1892, creó el colegio Santa Ana. Un colegio de la capital y una provincia del departamento llevan su nombre. Murió en 1931.
Cada década, los directores de turno y las alumnas de la promoción de ese año, realizan una celebración recordando a las insignes alumnas egresadas de sus aulas. Así fue el último gran festejo, cuando el colegio cumplió 90 años
Hace 10 años, la directora Graciela Chávez, fue la anfitriona junto a las alumnas de la promoción 2009, que organizaron un acto en el que se distinguió a María Gladys Rivero (ex alumna de la promoción 1941 y escritora de libros de primaria) y a Carmen Rosa Cuéllar (ex alumna de la promoción 1971, ex profesora y autora de los libros de Biología).
Actualmente, el Liceo, que se encuentra ubicado entre las calles Caballero y Beni, frente al par-que El Arenal, está dirigido por el profesor Efraín Céspedes, cuenta con 440 alumnas, distribuidas en 18 cursos, 20 maestros y cuatro administrativas, todos ellos se preparan para festejar el centenario del histórico colegio.