domingo, 15 de enero de 2017

Se espera la inscripción de 250.000 estudiantes


Desde mañana, en todo el país, 250.000 nuevos estudiantes empezarán a inscribirse para arrancar el 6 de febrero la aventura del aprendizaje en un aula. La mayoría, según datos del Viceministerio de Educación, ingresa al primero de primaria o al primer curso de inicial, que antes se llamaba kínder o prekínder.


También habrá más de 3.000 nuevos maestros que empezarán a trabajar en todo Bolivia, según el viceministro de Educación, Juan José Quiroz.
Pese a estos incrementos, el sistema educativo estatal está un paso detrás de lo que quisieran los padres de familia. La cantidad de estudiantes en el sistema fiscal y en el privado de todo el país pasó de 1,2 millones a 2,8 millones.


Hay 40.000 docentes más que hace diez años, lo que eleva la cifra a 165.000 encargados de educar a la niñez y a la juventud bolivianas, pero los padres exigen más.

Una muestra
El distrito educativo 3 de Santa Cruz es el más populoso del país. Incluye a la Villa Primero de Mayo, parte del Plan 3.000 y de la Pampa de la Isla. Hay 90.000 estudiantes en las 206 unidades educativas de esta zona. Según el presidente de la junta de padres, Ernesto Acosta, se necesitan unos 200 ítems desde inicial hasta bachillerato en el distrito en el que trabaja.


Acosta coordina con directores de unidades educativas y la dirección distrital para que se abran cursos paralelos, según estipulan las normas del Ministerio de Educación.


Padres y profesores cuentan que las gestiones de Acosta fueron la clave para conseguir que se empiece a construir el módulo de la distante unidad educativa Fred Núñez. La escuelita funcionaba en unas 10 aulas construidas en parte con apoyo municipal y en parte con el esfuerzo propio de los padres. Ahora, esas 10 aulas bajas, estrechas y calientes serán sustituidas por un establecimiento con 28 espacios más amplios y ventilados, cancha polifuncional, sala de profesores y baños nuevos.

Padres y control social
El trabajo de los padres de familia es reconocido expresamente por la ley de educación Avelino Siñani-Elizardo Pérez. Se consideran parte del sistema educativo plurinacional como control social. Los padres pueden también apoyar en la planificación y en la evaluación del proceso educativo.

Por eso, funcionarios voluntarios como Acosta o como Marcel Solíz, dirigente del distrito educativo 2, tienen, en la época previa al inicio de las inscripciones, reuniones para firmar solicitudes de apertura de nuevos cursos y coordinar la forma en que se completarán las horas de trabajo adicionales de los profesores (el viernes, por ejemplo, se convocó a una reunión de directores para hablar de estos temas en la unidad educativa Santa Cruz de la Sierra).


Pese a esta labor, los dirigentes-padres no tienen un espacio destinado a recibir a las personas con las que debe coordinar. Acosta, por ejemplo, atendió el jueves al director de un colegio en un rincón del edificio del distrito 3, que está en la avenida Cumabi.


A ese lugar llevó, desde su casa, un escritorio, un banquito de plástico que hace de recibidor y un par de pequeñas banderas bolivianas que le dan el toque ‘institucional’ a su escritorio.
“¿Cómo tengo que hacer mi solicitud para un paralelo y mi rendición de cuentas?”, le consultaba un director, angustiado porque este año la cantidad de alumnos requerirá que se abra un curso paralelo.


“Se hace un proyectito, firma usted, firmo yo y firma la distrital”, le explica Acosta. Responde el director: “¿Y después de eso, usted puede ayudarme para que el paralelo funcione?”. Responde Acosta: “Claro que le ayudo. Los padres no somos enemigos de la educación. Somos aliados”.

Directores ‘encargados’
No es raro que en el sistema educativo boliviano los padres tengan que pagar a maestros, porteros y directores. Este año, en el distrito educativo 2, los padres están alistándose para exigir más ítems. El año pasado se iban a destinar 100, pero sus pronunciamientos y movilizaciones hicieron que se consigan 30.000 horas, que equivalen a 310 ítems nuevos. “Nos iniciaron procesos penales, pero logramos esas 30.000 horas. Si no lo hacíamos no iba a haber nada”. Son palabras de Marcel Soliz, dirigente del distrito 2.


En los colegios que no tienen director, se improvisa uno. Se elige a un profesor para que ejerza el cargo, pero el problema es que tiene que abandonar a sus alumnos cuando es convocado para realizar algún trámite a la dirección distrital. “Hay que hacer los trámites rápidamente, porque las notificaciones llegan con uno o dos días de anticipación”, comenta Líder Martínez, uno de los profesores que ejerce este doble cargo desde hace un año.
“Cuando el profesor se va a cumplir su función de director encargado, se perjudican los alumnos porque quedan abandonados en el aula”, comenta Ernesto Acosta.


En el distrito 2, un 50% de los directores no tienen ítem. El director departamental de Educación, Salomón Morales, recuerda que el Gobierno dota anualmente de cargos. “El año pasado hubo 3.000 a escala nacional. De esos, recibimos 540 que se distribuyeron en todo el departamento”, aclara.


Pese a las carencias, Morales asegura que, año tras año, más padres optan por inscribir a sus hijos al sistema fiscal, porque los profesores se están capacitando y la infraestructura es mejor. Soliz no está tan convencido: “Esto funciona a presión. Vamos a hacer bulla como el año pasado para conseguir más ítems para docentes”

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