Los 740 alumnos, desde kínder hasta último curso de secundaria, de la unidad educativa Central Obrera Departamental han sido damnificados por la quema intencionada que hizo un grupo de malvivientes,
presumiblemente pandilleros que asuelan el barrio Guapurú II, situado en el extremo este del distrito 7. Pero los más perjudicados son los exestudiantes de cinco promociones, desde 2010, que suman 100, porque no han quedado vestigios de sus notas para tramitar sus títulos de bachilleres.
El sabotaje se produjo a las 2:00 del lunes con una explosión, aparentemente de una garrafa que se encontraba en la dirección del establecimiento, la que despertó a la portera, que pidió auxilio a los vecinos.
Otros daños
El director del colegio, Juan Carlos Rojas, ha pedido la intervención del Ministerio de Educación por cuanto se ha dañado la propiedad del Estado.
“Se ha perdido el 100% de los documentos acumulados desde el inicio del establecimiento, en 2000, es decir, los libros centralizadores de notas, las libretas actuales de los alumnos, material de escritorio, una computadora, una proyectora, un televisor y otras cosas menores, espero que la Policía pronto dé con los culpables”, anotó el director.
A su turno, la presidenta de la junta escolar, María Eugenia Rivera, sospecha de los pandilleros que pululan por el barrio, pues la Policía poco y nada acude a patrullar.
El suboficial Víctor Encinas, del módulo policial de la Villa Primero de Mayo, prometió tener resultados hasta hoy.
El subalcalde del D-7, Raúl Saavedra, aseguró que los daños serán reparados en una semana. Por último, el vecino Waldo Soria recordó que las 11 aulas se construyeron con el esfuerzo de los padres
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