miércoles, 21 de enero de 2015

Se cae el techo de un colegio del patrimonio histórico

Convertida en escombros quedó un aula de la unidad educativa Manuel Ignacio Salvatierra, de la calle Sucre, luego de que el techo cediera y se viniera abajo. Se trata de una infraestructura antigua, que forma parte del patrimonio histórico de la ciudad, por lo que la Alcaldía municipal ya comenzó a reparar los daños.

El incidente ocurrió cerca de las 11:00 cuando trabajadores de la empresa Mega, contratada por la comuna, ejecutaban obras de refacción en el establecimiento y los profesores estaban en plena inscripción. Por fortuna nadie se encontraba en el aula afectada cuando el techo se vino abajo.

Tras el hecho, los obreros de Mega acordonaron el lugar, sin que las inscripciones escolares se vieran alteradas. Por la tarde el registro para el colegio Otilia Vaca Díez, que funciona en el mismo lugar en el horario de la tarde, también fue normal.

El fiscal de obra de la Alcaldía, Carlos Altamirano, que se hizo presente en el lugar, indicó que lo primero que harán los trabajadores es retirar la parte dañada para luego proceder a su reconstrucción.

Además, se hará una evaluación de todo el edificio para determinar si otros ambientes corren similar riesgo, una inspección preliminar descartó este extremo.

Altamirano cree que la infraestructura cedió por ser antigua, pues se cree que tiene unos 100 años. Las paredes son de adobe.

La directora del turno de la tarde, Gloria Camacho, indicó que la escuela no tenía goteras ni fisuras en sus paredes, ya que fue refaccionada en su totalidad hace dos años.

El colegio forma parte de los edificios de preservación estructural del centro histórico.

Problemas en otros colegios
Por otro lado, durante el segundo día de inscripción, algunos centros educativos fiscales registraron problemas por supuestos cobros irregulares.

En el San Cayetano, por ejemplo, tuvo que intervenir la Fejuve para mediar en un conflicto que mantenía enfrentados a los padres de familia con el director. Los papás indicaban que para inscribir a kínder les pedían Bs 200, pero el director desmentía tal cobro.

Para solucionar el problema, la dirección distrital autorizó la dotación de siete ítems para dicha escuela

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