martes, 29 de abril de 2014

“Varios actos pueden derivar en la expulsión”

Con el nuevo sistema tecnológico de comunicación y debido a que hay más sobreprotección de los padres de familia hacia sus hijos, cada vez es más complicado para el colegio exigir disciplina a sus estudiantes. Sin embargo, esto no quiere decir que sea imposible, pues los profesores estamos capacitados para que, en el marco de las relaciones maestro-alumno, se pueda superar este tipo de conflicto.

Cuando hay un acto de indisciplina se debe seguir un proceso administrativo, que se inicia con una llamada de atención verbal al estudiante y, dependiendo del hecho, (si es grave) se busca apoyo del padre familia para corregir el problema. Si pese a ello el estudiante persiste en la indisciplina, se hace una segunda llamada de atención y nuevamente se convoca al papá.

Si reincide, viene la tercera llamada de atención y esta vez no solo llamando al padre, sino también con apoyo de una instancia que tenga conocimiento en este tema, como un sicólogo.

Si pese a ello el estudiante sigue incurriendo en la falta, el consejo de profesores decide si se procede o no a una suspensión temporal o definitiva. La expulsión es una medida que se toma cuando se agotan todas las instancias administrativas. Dependiendo del caso, el hecho también debe ser reportado a las autoridades pertinentes.

Hay varias causales que pueden derivar en la expulsión, como agresión física a compañeros o a los profesores, el uso y microtráfico de drogas, y actos de discriminación

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