miércoles, 6 de noviembre de 2013

Vacaciones En el agua y en la tierra, ¡a mover el cuerpo!

Hay dos buenas opciones para que los chicos aprovechen su tiempo de vacaciones de una manera fructífera, tanto para su estado físico como para su equilibrio emocional: nadar y bailar. En el caso de aprender a nadar, no solo se trata de una actividad física lúdica o deportiva, sino de un conocimiento de superviviencia, pues las personas que no saben nadar pueden enfrentarse a situaciones que pongan en riesgo su vida. Y más allá de ello, continuar nadando y perfeccionar las técnicas, es un ejercicio recomendable.


Asimismo, el baile, de cualquier estilo que sea, es una actividad que alegra, que desestreza y brinda elegancia y seguiridad.

Como peces en el agua
Sergio Moreno, instructor del Club de Natación Samix, explica que para nadar no hay límite de edad, pues un bebé de dos meses ya puede aprender a hacerlo. Así como los niños, los jóvenes, los adultos y las personas de la tercera edad. Explica que nadar fortalece el funcionamiento de los pulmones, el desarrollo de la motricidad, la coordinación y el equilibrio. En los más pequeños es una actividad de estimulación temprana, no solo física sino también sicológica.
Resalta que actualmente existen modernos ejercicios para realizar dentro del agua, que se basan en movimientos suaves y naturales. También indica que el agua actúa como un masajeador natural y presiona los músculos, mejora la piel y favorece a la circulación de la sangre.
“Es un ejercicio completo que a los niños hiperactivos los aplaca y a los más tranquilos les despierta la energía”, sostiene.


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