domingo, 10 de noviembre de 2013

Mi baile de graduación ¿con quién voy?

Puede ser una simple decisión pero para algunos adolescentes o jóvenes se vuelve todo un dilema.

En el caso de Rosario, de 17 años, este ya es un problema más que da vueltas por su cabeza desde principios de año, cuando comenzaron las clases.

Y ahora, ¿quién será mi pareja en la fiesta de graduación? Esa es la gran pregunta que inquieta a la joven y que aumenta conforme se acerca la fecha de ese ansiado acontecimiento.
Ella sabe muy bien que la persona que irá como su acompañante dará mucho que hablar entre sus susceptibles familiares y sus comunicativos compañeros.

Como aún no tiene cortejo, espera en el fondo de su corazón que el chico que le gusta la invite, pero su sueño está a punto de esfumarse porque ya cuando faltan solo un par de semanas para el acto, él aún no se ha pronunciado.

Está convencida de que tiene que tener un ‘plan B’. La presión es fuerte y entonces comienza a barajar nombres de los pocos amigos que le quedan sin corteja.

No descarta, en último caso, la idea de que uno de sus hermanos o primos sea su ‘chambelán’ esa noche, aunque desea evitar esa última opción a toda costa.

La sicóloga Liliana Zabala considera que no hay por qué complicarse tanto con esa decisión.

Y es que según esta profesional una buena pareja para la fiesta de graduación puede ser una compañera o un compañero con quien uno sienta cierta afinidad o aprecio o bien alguien con quien se comparte una linda amistad.

También puede ser una decisión acertada elegir a algún familiar contemporáneo en edad y que sea de ´buena onda´.

Y en cuanto al qué dirán, Zabala cree que no hay por qué darle importancia, ya que los comentarios siempre estarán presentes con el acompañante que sea. “Lo importante es estar con personas con las que uno se sienta a gusto”, resalta.

La timidez,mala compañía
Quienes ya tienen cortejo o corteja viven con gran emoción la cercanía de la fiesta de graduación debido a que ya tienen asegurada a la ‘pareja de sus sueños’ para exhibirla aquella gran noche de gala.
Sin embargo, hay quienes ven pasar este evento con depresión, angustia o cierta indiferencia.

A ese grupo pertenece María, una de las mejores alumnas del colegio pero que debido a su extrema timidez y al no haber estado nunca en el grupo de ‘las chicas populares’ de la clase, teme que ninguno de sus compañeros la invite para ser su pareja por lo que ve con un poco de melancolía el alboroto farandulero que gira a su alrededor.

Similar es el caso de Juan, que tímidamente se prepara para esa fiesta. Su reacción fue más práctica y ya decidió ir con su hermana.
A Pablo, por su parte, le molesta de que se exija ir acompañado al festejo y mira con indiferencia lo que hacen sus compañeros. Hasta piensa en no ir a la fiesta.

Algunas personas que ya han pasado por esta etapa recomiendan no preocuparse tanto por complacer a los demás. En su criterio, la prioridad debe ser darse gusto a uno mismo y disfrutar de esa noche especial sea con quien sea. Al fin y al cabo es ¡la graduación!, un momento muy importante en la vida de toda persona.

“Esta es su noche y se la vive una sola vez en la vida así que lo más importante es sentirse feliz consigo mismo. En mi caso, mi noche de graduación nunca se me olvida. Fue emocionante.
Como no tenía pareja, al final fui con un amigo de mi hermano. Yo no lo conocía muy bien, él estaba tan nervioso como yo, y al final terminamos siendo buenos amigos y hasta algo más”, cuenta Maggie.

El acompañante perfecto
Carmencita (17) le ha pedido a su madre que le ayude a elegir la pareja perfecta para su gran noche de graduación. Su progenitora, con más sabiduría, comienza diciéndole que no todo tiene que ser perfecto. Añade que lo más importante es disfrutar con los amigos. Y si no está interesada en nadie en particular (un vecino o amigo de la familia), un primo o un hermano puede ser una buena opción.
La revista Siempre Mujer añade otros consejos que le pueden ser muy útiles a esa afligida muchacha. “Lo ideal es que sea alguien de confianza y, mejor si conoce a sus compañeros de colegio. Así nadie se sentirá fuera de lugar y la joven estará bien acompañada. Nada más desagradable que ir a tu fiesta de graduación y tener que quedarte sentada cuidando de tu invitado antisocial”, puntualiza.
Los expertos que estudian la sicología humana coinciden en indicar que los jóvenes en esa edad se enfrentan a mucha presión de grupo. En especial, porque es la etapa de experimentación y curiosidad sexual de los jóvenes. Por ello aconsejan mantener el diálogo abierto entre padres e hijos.

Un conflicto más sensible
Pero más alla del dilema por encontrar a la ‘pareja ideal’ para el baile de graduación en sí, surge en esta fecha otro conflicto más sensible aún cuando llega el momento del desfile con los padres.

Los jóvenes que no tienen a su lado a sus progenitores pasan por profundos momentos de melancolía. En ese caso la sicóloga Liliana Zabala aconseja optar por desfilar con otro familiar o invitar a alguna persona a quien estiman.

Zabala cuenta haber experimentado una gran alegría cuando Luis (18), que quedó huérfano la nombró a ella como su acompañante. “Me sentí muy halagada y llegué a las lágrimas. Yo era orientadora en el colegio donde Luis estudiaba. Ya en la fiesta desfiló con una de sus compañeras”, dijo

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