miércoles, 5 de junio de 2013

Cuando ser profesor es una vocación Sacrificó su carrera para poder enseñar a sus vecinos

Son casi dos décadas que Feliciano lleva como educador y comenta que el pasar de los años no desgastan su entrega y pasión por enseñar. Comenzó con alumnos adultos en un Cema que ayudó a fundar y luego se inclinó por los más pequeños, donde dice sentirse más cómodo. Este profesor está pisando los 60 años y lamenta tener que trabajar hasta una avanzada etapa de la vida, para conseguir una jubilación que le permita vivir de manera digna, pero asegura que esos pormenores son parte de la vocación que decidió seguir, por ello descarta dejar las aulas durante al menos 5 años más.

El afán de colaborar con sus pares. Feliciano Alba Oliva (58) llega antes de las 14:00 al colegio Villa Norte 1, donde lleva varios años enseñando y es muy querido por sus alumnos que lo saludan con respeto.

En 1994, este profesor era estudiante universitario de derecho y a la vez dirigente de barrio. Su experiencia académica lo llevó a convertirse en educador y dejar de lado sus aspiraciones de abogado.

Sus años como dirigente de barrio en la zona de Los Chacos, le permitieron identificar a quienes tenían la voluntad de ayudar a sus vecinos, pero no tenían los recursos de una persona que puede leer y escribir. “Me di cuenta que la limitación de mis colegas dirigentes les impedía seguir creciendo y conseguir mejoras para nuestro barrio, por ello propuse fundar un Cema”, relata.

Luego de tediosas e innumerables gestiones ante la entonces Dirección Departamental de Educación, consiguió el presupuesto para edificar un par de aulas donde enseñar a los adultos. Es así que funda el Cema del barrio Mario Ibáñez López. “No existía ítem para el Cema y me pidieron que colabore, es así que mis primeros años trabajé gratis”. Pasaron poco más de 5 años hasta que logró que se asigne un ítem, por el que recibía 180 bolivianos al mes. Con el tiempo, el Cema se fue consolidando y luego, con los años, se convirtió en un colegio con dos ciclos, para los escolares de la zona.

Prefiere el sistema fiscal al privado. Este educador se formó según los desafíos que su carrera le presentó. “Me ofrecieron trabajo como profesor de Estudios Sociales, Literatura, Cívica, Artes Plásticas, hice casi de todo menos números, no podía darme el lujo de dejarme vencer”, comenta, pues en varias oportunidades pudo perder su trabajo porque la demanda era en otras materias, así que tuvo que adecuarse a las necesidades que demandaba el colegio Bernardo Cadario, donde trabajó 16 años.

“Aunque trabajamos 96 horas y el Estado solo paga 88 horas,ahora los maestros estamos mejor que antes", concluye.

Cuenta pendiente. Lo que dejó a medias hace casi 20 años quiere terminarlo ahora. Por eso ha retomado sus estudios universitarios en ciencias jurídicas.

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